miércoles, 3 de abril de 2024

Carta Pastoral Pascua 2024: «Triunfa la vida»

 




«Cuando aparezca Cristo, vida vuestra,
entonces también vosotros apareceréis gloriosos,
juntamente con él» Col 3,4




Queridos fieles diocesanos:

Desde hace veinte siglos la Iglesia viene anunciando esta gran noticia: el mismo que expiró en la cruz, el que fue envuelto en lienzos y sepultado, cumplió su palabra: «Al tercer día resucitaré» (Mt 27,63). La muerte ha sido vencida y ha triunfado la vida. Su nueva vida ya no es vida terrena sino vida en plenitud, propia de Dios. Pero más allá de este hecho histórico, el triunfo de Cristo trasciende las leyes de la historia y es la parte central del mensaje cristiano. Es el triunfo del Nuevo Adán sobre el poder del pecado y de la muerte. Abre las puertas a una nueva humanidad que camina con Él hacia la eternidad. El mensaje cristiano, como escribe san Pablo, carecería de sentido sin este triunfo definitivo del Hijo de Dios (cf. 1Co 15, 14-17).

Para nosotros, los cristianos, la Resurrección de Cristo es un verdadero acontecimiento de gracia, porque en Él hemos resucitado todos sus discípulos: Él es la Cabeza y el primero de los hermanos; Él es la vid en la que nosotros fuimos injertados como sarmientos vivos. «Los que por el Bautismo nos incorporamos a Cristo, fuimos incorporados a su muerte. Por el bautismo fuimos sepultados con Él en su muerte para que, así como Cristo fue sepultado de entre los muertos, por la gloria del Padre, así nosotros andemos en una vida nueva» (Rm 6, 3-5). En el Bautismo, y luego en los demás Sacramentos, somos regenerados y reengendrados en el triunfo de Cristo. La Resurrección de Cristo, por tanto, no solamente es el triunfo personal de Jesús, lo es de toda la humanidad. Solamente desde una fe viva podemos comprender y gozar del alcance trascendental universal y eterno de este gran misterio, base y motor de la vida cristiana.

La Resurrección de Cristo no es solamente un dogma, sino el motivo y supremo principio de una nueva forma de vida. La Pascua es plenitud de vida, alegría perfecta, esperanza segura, purificación profunda, compromiso renovado, amor desbordante. La Pascua de Cristo es el punto culminante de la historia y el principio de una nueva historia; es la clave para interpretar la vida y la razón de ser de todas las cosas.

Pero celebrar la Pascua es poco; la Pascua hay que vivirla, hay que asumir su mensaje y llegar a “ser pascua” para nuestro mundo. Que la Pascua no sea solo una fiesta del calendario, un rito, sino un talante, un espíritu, una manera de ser y de vivir. No basta únicamente con creer que Cristo es la Vida, sino que hemos de esforzarnos para que Cristo sea vida en mí, en cada uno de los que nos llamamos cristianos. Y esto quiere decir, entre otras cosas, que:

Cristo, nuestra vida, nos sonríe y no hay lugar para la tristeza. Déjate llenar por su gozo que es inagotable, y que nada ni nadie nos puede quitar. Sí, todavía habrá pasión y sufrimiento, pero ya están redimidos. «Vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría» (Jn 16,20). Recordemos cómo iba llenando de alegría a Magdalena, después de la búsqueda y el llanto; a Pedro y Juan, después de las carreras nerviosas o la noche con fatiga inútil; a los de Emaús, después del camino desesperanzado y amistoso; a Tomás, después de sus dudas y su soledad; y a todos los discípulos, después de sus miedos e incredulidades. Era alegría recién estrenada, una fuente que el Resucitado introdujo en sus entrañas, y ya no se secaría nunca. Una alegría que era compatible incluso con las persecuciones y los sufrimientos. Una alegría que nada ni nadie les podría quitar. Eso es la Pascua: sé tú también sonrisa y alegría de Cristo para los demás.

Cristo, nuestra vida, nos sostiene y no hay lugar para la desesperanza. Él es tu sentido, tu ilusión y tu esperanza. No faltarán problemas, fracasos y desengaños, pero todo tiene ya una razón y una orientación; todo se orienta hacia la Pascua, todo se ilumina desde la Resurrección de Jesucristo. La respuesta de Dios es siempre «al tercer día». Hay un día de muerte y un día de espera. Siempre al tercer día resucitamos. La Resurrección de Cristo es un sí a la vida y a todas nuestras más profundas aspiraciones. Eso es la Pascua: sé tú también un signo de esperanza.

Cristo, nuestra vida, nos acompaña e ilumina y no hay lugar para la soledad. Él es la luz en medio de nuestras tinieblas, la compañía en nuestras soledades más profundas. «Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan» (Sal 23,4). Aunque todos te abandonen, nunca te sientas solo. Incluso, aunque tú olvidaras a Cristo, Él no te olvida. Eso es la Pascua: sé tú también presencia de Cristo para los demás, mano tendida a todos.

Cristo, nuestra vida, es nuestra justificación y no hay lugar para el pecado. Cristo cargó con todos tus pecados, los clavó en la cruz y te purificó con su sangre. Ahora te repite: yo te perdono, no temas; yo te perdono y te quiero; hoy estarás conmigo en el paraíso. Él es nuestra justificación ante Dios, nuestro puente hacia la salvación. Eso es la Pascua: perdónate también a ti mismo, ten paciencia con tus limitaciones y tus fallos; y después extiende a los demás el perdón y la paz. Sé presencia misericordiosa para todos.

Cristo, nuestra vida, nos ama y no hay lugar para el desamor. Cristo Resucitado es la victoria del amor. Al dar la vida por nosotros, la recuperó renovada, porque el amor no muere. Jesús nos ama con un amor completo, eterno y sin condiciones. No importa quiénes somos, de dónde venimos o qué hemos hecho en el pasado, su amor por nosotros nunca disminuye. Él te ama, aunque tú no lo merezcas; te capacita para amar, derramando todo su amor en ti. Eso es la Pascua: ser capaz de amar hasta el extremo.

Cristo, nuestra vida, resucita en ti y no hay lugar para la muerte. Es verdad que la muerte nos rodea y no para de conseguir victorias: ahí están las violencias de la guerra o el terrorismo, la muerte de inocentes, el hambre y las enfermedades. Pero Cristo ha resucitado y nos ofrece semillas de inmortalidad. Todas las muertes pueden ser redimidas, superadas y resucitadas. Eso es la Pascua: sigue esparciendo tú esas semillas de Cristo, sigue sembrando la vida, sigue luchando contra la muerte, sé testigo de la resurrección.

Para todos, mi saludo fraterno y mi bendición.

¡Feliz Pascua de Resurrección!

+ Sebastián Chico Martínez
Obispo de Jaén

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jueves, 7 de marzo de 2024

Anuario Getsemaní 2024

Queridos hermanos en Nuestro Señor Orando en el Huerto y su Madre y Reina del Rosario.

Desde la Vocalía de Comunicación y RRSS nos indican que ya está disponible el Anuario Getsemaní 2024.

En esta ocasión os dejamos el enlace para poder descargar el Anuario Getsemaní 2024, en esta ocasión se ha decidido adaptar también nuestro boletín a los nuevos tiempos y a las nuevas tecnologías, y así se ha realizado en formato digital.

Es nuestro deseo que todos los hermanos y devotos sean partícipes de este anuario en el que aparecen los comunicados tanto del Santo Padre Francisco como de nuestro Obispo Sebastián Chico Martínez y nuestro Capellán Andrés Nájera Ceacero, además, podrás encontrar comunicados de las distintas vocalías de nuestra corporación, la presentación del Cartel de Semana Santa de Baeza 2024, así como diferentes artículos de hermanos que han querido aportar su granito de arena en la redacción de este boletín.

Desde aquí, aprovechamos para dar las gracias a los establecimientos comerciales que han tenido a bien colaborar con el mismo. ¡Gracias y que Dios os lo premie!

Para que así lo hagas os dejamos tanto el enlace como el Código QR del mismo.


O a través del siguiente enlace:

Click aquí para descargar el Anuario

Si tienes algún problema a la hora de descargar el Anuario Getsemaní 2024, te pedimos que nos envíes un correo electrónico a la Cofradía (oracionyrosariobaeza@gmail.com) o un mensaje al número de WhatsApp de la Cofradía (644 49 00 99) indicando en ambos tu nombre completo y el problema que has tenido.

Sin otro particular, esperamos y deseamos que el Anuario Getsemaní 2024 sea de vuestro agrado y os animamos vuestra colaboración en próximas ediciones del mismo.

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miércoles, 6 de marzo de 2024

Solemne Fiesta Principal de Estatutos

Queridos hermanos en Nuestro Señor Orando en el Huerto y su Bendita Madre y Reina del Rosario.

Nos ponemos en contacto contigo para informarte que el próximo sábado, 9 de marzo del año del Señor de 2024, se celebrará la Solemne Fiesta Principal de Estatutos.

Se iniciará con el rezo del Santo Rosario a las 19:00 h y con el Sacramento de la Confesión.

A las 19:30 h. se oficiará la Santa Misa, presidida por el Rvdo. Sr. D. Andrés Nájera Ceacero, párroco de Santa María del Alcázar y San Andrés Apóstol y Capellán de Nuestra Hermandad.

En el transcurso de la la Función Religiosa se realizará la bendición e imposición de las medallas a aquellos hermanos que así lo deseen, si es tu caso te solicitamos que contactes con cualquier miembro de la junta de gobierno.  

La Capilla Musical estará a cargo de N. Hno. D. Francisco Lázaro Perales.

Al finalizar la misma se cantará la Salve a María Stma. del Rosario en sus Misterios Dolorosos y tendrá lugar devota Veneración a Nuestro Señor Orando en el Huerto.

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viernes, 16 de febrero de 2024

LUZ PARA TU ROSARIO 2024

Luz para tu Rosario 2024 

Queridos hermanos en Nuestro Señor Orando en el Huerto y su Madre y Reina del Rosario.

Desde hace ya unas semanas los trabajos y preparativos comienzan a intensificarse, toda ayuda es poca. Y así, como el año pasado, os volvemos a lanzar a vosotros, cofrades, la iniciativa que tuvo un grupo de hermanos y devotos:


Operación "LUZ PARA TU ROSARIO 2024"

Desde aquí, os invitamos a participar, un año más, en el programa de donación de la cera para el palio de María Santísima del Rosario en sus Misterios Dolorosos, puedes colaborar adquiriendo una o varias velas, las cuales os serán entregadas (si así lo deseas) al finalizar la Semana Santa.

Estos son los codales que iluminan la candelería de Nuestra Madre:

2 codales a 14 €

8 codales a 12 €

14 codales a 10€

12 codales a 8€

26 codales a 5€

De igual manera puedes colaborar con los codales que acompañan a Nuestro Señor de la Oración en el Huerto.

MISTERIO:

30 codales a 5€


Esperamos con vuestra colaboración, al igual que en los anteriores años, poder cubrir el 100% de la candelería.


¡Participemos colaborando e iluminando a nuestra Madre con una pequeña ayuda!


En el caso que la donación de la vela esté cubierta, ese dinero irá destinado al exorno floral, y así se hará saber al donante.


Aquellos hermanos y devotos que lo deseen, por favor por mensaje privado de WhatAapp a:

      N. Hno. Manuel Quesada 648264075


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viernes, 2 de febrero de 2024

Mensaje de S.S Francisco para la Cuaresma 2024


Mensaje Cuaresma 2024

Queridos hermanos.

Como en años anteriores y ya cercanos a la llegada de la Santa Cuaresma, publicamos a continuación el Mensaje del Santo Padre Francisco para la Cuaresma de 2024 cuyo tema es «A través del desierto Dios nos guía a la libertad».


Mensaje del Santo Padre

A través del desierto Dios nos guía a la libertad

Queridos hermanos y hermanas:

Cuando nuestro Dios se revela, comunica la libertad: «Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir de Egipto, de un lugar de esclavitud» (Ex 20,2). Así se abre el Decálogo dado a Moisés en el monte Sinaí. El pueblo sabe bien de qué éxodo habla Dios; la experiencia de la esclavitud todavía está impresa en su carne. Recibe las diez palabras de la alianza en el desierto como camino hacia la libertad. Nosotros las llamamos “mandamientos”, subrayando la fuerza del amor con el que Dios educa a su pueblo. La llamada a la libertad es, en efecto, una llamada vigorosa. No se agota en un acontecimiento único, porque madura durante el camino. Del mismo modo que Israel en el desierto lleva todavía a Egipto dentro de sí ―en efecto, a menudo echa de menos el pasado y murmura contra el cielo y contra Moisés―, también hoy el pueblo de Dios lleva dentro de sí ataduras opresoras que debe decidirse a abandonar. Nos damos cuenta de ello cuando nos falta esperanza y vagamos por la vida como en un páramo desolado, sin una tierra prometida hacia la cual encaminarnos juntos. La Cuaresma es el tiempo de gracia en el que el desierto vuelve a ser ―como anuncia el profeta Oseas― el lugar del primer amor (cf. Os 2,16-17). Dios educa a su pueblo para que abandone sus esclavitudes y experimente el paso de la muerte a la vida. Como un esposo nos atrae nuevamente hacia sí y susurra palabras de amor a nuestros corazones.

El éxodo de la esclavitud a la libertad no es un camino abstracto. Para que nuestra Cuaresma sea también concreta, el primer paso es querer ver la realidad. Cuando en la zarza ardiente el Señor atrajo a Moisés y le habló, se reveló inmediatamente como un Dios que ve y sobre todo escucha: «Yo he visto la opresión de mi pueblo, que está en Egipto, y he oído los gritos de dolor, provocados por sus capataces. Sí, conozco muy bien sus sufrimientos. Por eso he bajado a librarlo del poder de los egipcios y a hacerlo subir, desde aquel país, a una tierra fértil y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel» (Ex 3,7-8). También hoy llega al cielo el grito de tantos hermanos y hermanas oprimidos. Preguntémonos: ¿nos llega también a nosotros? ¿Nos sacude? ¿Nos conmueve? Muchos factores nos alejan los unos de los otros, negando la fraternidad que nos une desde el origen.

En mi viaje a Lampedusa, ante la globalización de la indiferencia planteé dos preguntas, que son cada vez más actuales: «¿Dónde estás?» (Gn 3,9) y «¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4,9). El camino cuaresmal será concreto si, al escucharlas de nuevo, confesamos que seguimos bajo el dominio del Faraón. Es un dominio que nos deja exhaustos y nos vuelve insensibles. Es un modelo de crecimiento que nos divide y nos roba el futuro; que ha contaminado la tierra, el aire y el agua, pero también las almas. Porque, si bien con el bautismo ya ha comenzado nuestra liberación, queda en nosotros una inexplicable añoranza por la esclavitud. Es como una atracción hacia la seguridad de lo ya visto, en detrimento de la libertad.

Quisiera señalarles un detalle de no poca importancia en el relato del Éxodo: es Dios quien ve, quien se conmueve y quien libera, no es Israel quien lo pide. El Faraón, en efecto, destruye incluso los sueños, roba el cielo, hace que parezca inmodificable un mundo en el que se pisotea la dignidad y se niegan los vínculos auténticos. Es decir, logra mantener todo sujeto a él. Preguntémonos: ¿deseo un mundo nuevo? ¿Estoy dispuesto a romper los compromisos con el viejo? El testimonio de muchos hermanos obispos y de un gran número de aquellos que trabajan por la paz y la justicia me convence cada vez más de que lo que hay que denunciar es un déficit de esperanza. Es un impedimento para soñar, un grito mudo que llega hasta el cielo y conmueve el corazón de Dios. Se parece a esa añoranza por la esclavitud que paraliza a Israel en el desierto, impidiéndole avanzar. El éxodo puede interrumpirse. De otro modo no se explicaría que una humanidad que ha alcanzado el umbral de la fraternidad universal y niveles de desarrollo científico, técnico, cultural y jurídico, capaces de garantizar la dignidad de todos, camine en la oscuridad de las desigualdades y los conflictos.

Dios no se cansa de nosotros. Acojamos la Cuaresma como el tiempo fuerte en el que su Palabra se dirige de nuevo a nosotros: «Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir de Egipto, de un lugar de esclavitud» (Ex 20,2). Es tiempo de conversión, tiempo de libertad. Jesús mismo, como recordamos cada año en el primer domingo de Cuaresma, fue conducido por el Espíritu al desierto para ser probado en su libertad. Durante cuarenta días estará ante nosotros y con nosotros: es el Hijo encarnado. A diferencia del Faraón, Dios no quiere súbditos, sino hijos. El desierto es el espacio en el que nuestra libertad puede madurar en una decisión personal de no volver a caer en la esclavitud. En Cuaresma, encontramos nuevos criterios de juicio y una comunidad con la cual emprender un camino que nunca antes habíamos recorrido.

Esto implica una lucha, que el libro del Éxodo y las tentaciones de Jesús en el desierto nos narran claramente. A la voz de Dios, que dice: «Tú eres mi Hijo muy querido» (Mc 1,11) y «no tendrás otros dioses delante de mí» (Ex 20,3), se oponen de hecho las mentiras del enemigo. Más temibles que el Faraón son los ídolos; podríamos considerarlos como su voz en nosotros. El sentirse omnipotentes, reconocidos por todos, tomar ventaja sobre los demás: todo ser humano siente en su interior la seducción de esta mentira. Es un camino trillado. Por eso, podemos apegarnos al dinero, a ciertos proyectos, ideas, objetivos, a nuestra posición, a una tradición e incluso a algunas personas. Esas cosas en lugar de impulsarnos, nos paralizarán. En lugar de unirnos, nos enfrentarán. Existe, sin embargo, una nueva humanidad, la de los pequeños y humildes que no han sucumbido al encanto de la mentira. Mientras que los ídolos vuelven mudos, ciegos, sordos, inmóviles a quienes les sirven (cf. Sal 115,8), los pobres de espíritu están inmediatamente abiertos y bien dispuestos; son una fuerza silenciosa del bien que sana y sostiene el mundo.

Es tiempo de actuar, y en Cuaresma actuar es también detenerse. Detenerse en oración, para acoger la Palabra de Dios, y detenerse como el samaritano, ante el hermano herido. El amor a Dios y al prójimo es un único amor. No tener otros dioses es detenerse ante la presencia de Dios, en la carne del prójimo. Por eso la oración, la limosna y el ayuno no son tres ejercicios independientes, sino un único movimiento de apertura, de vaciamiento: fuera los ídolos que nos agobian, fuera los apegos que nos aprisionan. Entonces el corazón atrofiado y aislado se despertará. Por tanto, desacelerar y detenerse. La dimensión contemplativa de la vida, que la Cuaresma nos hará redescubrir, movilizará nuevas energías. Delante de la presencia de Dios nos convertimos en hermanas y hermanos, percibimos a los demás con nueva intensidad; en lugar de amenazas y enemigos encontramos compañeras y compañeros de viaje. Este es el sueño de Dios, la tierra prometida hacia la que marchamos cuando salimos de la esclavitud.

La forma sinodal de la Iglesia, que en estos últimos años estamos redescubriendo y cultivando, sugiere que la Cuaresma sea también un tiempo de decisiones comunitarias, de pequeñas y grandes decisiones a contracorriente, capaces de cambiar la cotidianeidad de las personas y la vida de un barrio: los hábitos de compra, el cuidado de la creación, la inclusión de los invisibles o los despreciados. Invito a todas las comunidades cristianas a hacer esto: a ofrecer a sus fieles momentos para reflexionar sobre los estilos de vida; a darse tiempo para verificar su presencia en el barrio y su contribución para mejorarlo. Ay de nosotros si la penitencia cristiana fuera como la que entristecía a Jesús. También a nosotros Él nos dice: «No pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note que ayunan» (Mt 6,16). Más bien, que se vea la alegría en los rostros, que se sienta la fragancia de la libertad, que se libere ese amor que hace nuevas todas las cosas, empezando por las más pequeñas y cercanas. Esto puede suceder en cada comunidad cristiana.

En la medida en que esta Cuaresma sea de conversión, entonces, la humanidad extraviada sentirá un estremecimiento de creatividad; el destello de una nueva esperanza. Quisiera decirles, como a los jóvenes que encontré en Lisboa el verano pasado: «Busquen y arriesguen, busquen y arriesguen. En este momento histórico los desafíos son enormes, los quejidos dolorosos —estamos viviendo una tercera guerra mundial a pedacitos—, pero abrazamos el riesgo de pensar que no estamos en una agonía, sino en un parto; no en el final, sino al comienzo de un gran espectáculo. Y hace falta coraje para pensar esto» (Discurso a los universitarios, 3 agosto 2023). Es la valentía de la conversión, de salir de la esclavitud. La fe y la caridad llevan de la mano a esta pequeña esperanza. Le enseñan a caminar y, al mismo tiempo, es ella la que las arrastra hacia adelante.[1]

Los bendigo a todos y a vuestro camino cuaresmal.

Roma, San Juan de Letrán, 3 de diciembre de 2023, I Domingo de Adviento.

FRANCISCO

[1] Cf. Ch. Péguy, El pórtico del misterio de la segunda virtud, Madrid 1991, 21-23.

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lunes, 22 de enero de 2024

CARTEL SEMANA SANTA 2024

Querido hermano en Nuestro Señor Orando en el Huerto y su Madre y Reina del Rosario.

El pasado sábado, 20 de enero, tuvo lugar en el Teatro Montemar la presentación del Cartel de la Semana Santa de Baeza 2024, acto organizado por la Agrupación Arciprestal de Hermandades y Cofradías de Baeza. Como bien sabéis la seleccionada el pasado año para ser la encargada de anunciar nuestra Semana Santa fue nuestra corporación, por motivo por el cual la Agrupación Arciprestal de HH y CC de Baeza abrió su anual convocatoria de presentación de instantáneas referentes a nuestra Cofradía.

Una vez recogidas todas las fotografías presentadas a dicho concurso se pasó a la votación de entre las presentadas la que sería la foto elegía para ser el cartel de 2024, así el jurado falló a favor de la foto que va a anunciar nuestra Semana Mayor.

Destacar que el escenario de nuestro teatro estuvo decorado con enseres de nuestras corporación, mayoritariamente, y de piezas prestadas por otras corporaciones.



En dicho acto, se procedió, en primer lugar, a descubrir el cartel anunciador de manos del Ilmo. Sr. Alcalde Baeza, N. Hno. Pedro Cabrera Rentero,  la Sra. Presidente de la Agrupación Arciprestal del HH y CC, N. Hna. Ana Montoro Fernández, y nuestra Hermana Mayor, Concepción Martínez Murillo.



Acto seguido, ante la imposibilidad de estar presente el autor de la fotografía, D. Antonio J. García Cruz,  tomó la palabra Dña. Natividad Poza Poza, que en nombre del autor de la instantánea agradeció al jurado la elección de su instantánea para anunciar nuestras procesiones penitenciales, así como la asistencia de todos los allí presentes.

El acto continuó con la Presentación del Cartel, en esta ocasión tomó la palabra N. Hno. Salvador Padilla Rascón, capitán de la 4ª Compañía del Tercio Duque de alba 2º de La Legión, con base en la ciudad autónoma de Ceuta. 



Salva, como buen legionario, se abrió su camisa caqui verde, para mostrar a los presentes su corazón hortelano, su compromiso con su hermandad los Domingos de los Sueños, también recordó que se está cumpliendo el I Centenario del Capitán Arredondo, baezano, bilaureado y héroe español. Salva nos hizo vivir unos emocionantes momentos, destacando el momento en el que el Cabo Cornetín salió a las tablas del Montemar realizando con su cornetín el Toque de  Oración, poniendo en pie a todos los asistentes.



Para finalizar el acto, la Banda de Música de Baeza interpretó una selección de marchas procesionales, abriendo el repertorio la marcha Oración del Huerto, del recordado maestro D. Martín Mortales Lozano


Os dejamos aquí el Cartel de la Semana Santa de Baeza 2024, que el próximo miércoles 24 de enero será presentado en Feria Internacional de Turismo, FITUR, en Madrid.


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jueves, 14 de diciembre de 2023

Felicitación de la Natividad del Señor de 2023

Queridos hermanos en Nuestro Señor Orando en el Huerto y su Bendita Madre y Reina del Rosario.

Como es costumbre en nuestra corporación en este III Domingo de Adviento, Domingo Gaudete o de la Alegría, os enviamos nuestra Felicitación Navideña.

Os deseamos a todos que en estos días que estamos esperando la llegada del Divino Salvador os colme a todos de salud, paz y bien. Y que la ansiada llegada del Divino Salvador a nuestros hogares nos de fuerza, esperanza y con la Oración en el Rosario nos reconforte.

Para este año, hemos elegido La Adoración de los Pastores, obra de nuestro paisano Gaspar Becerra (1558-1584) y que se encuentra en el Retablo Mayor de la S.I. Catedral de Astorga (León).


Con los mejores deseos de la Junta de Gobierno ¡FELIZ NATIVIDAD DEL SEÑOR!

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